Los problemas complejos requieren soluciones también complejas. Uno de esos problemas es la crisis medioambiental que atravesamos a causa del cambio climático. Una crisis global que se venía anunciando desde hace décadas pero que cada día es más evidente. Sus causas y consecuencias son sufridas y conocidas por tod@s. Por eso, llegado este punto, debemos preguntarnos: ¿cómo recuperamos el planeta?
Echar una mirada al pasado nos puede ayudar a entender algunas situaciones y a extraer lecciones de ellas. Un artículo de la BBC ha hecho este trabajo. Concretamente, centrándose en la lluvia ácida, el agujero de ozono y la gasolina con plomo. Tres problemas que casi hemos resuelto y que nos pueden dar luz sobre cómo solucionar esta crisis medioambiental.
Lluvia ácida
En los años 80 los peces estaban desapareciendo de los ríos de Escandinavia y en América del Norte algunos lagos quedaron sin vida. El problema de la lluvia ácida generó años de confusión, negación y enfrentamientos diplomáticos. Sin embargo, una vez que la ciencia respondió todas las dudas, nadie dudó en actuar para solucionarlo. Se firmaron acuerdos internacionales para frenar los contaminantes de la quema de combustibles fósiles, que contribuían a acidificar la lluvia. Año tras año, las emisiones caían cada vez de manera más drástica hasta que, en la actualidad es un problema del pasado en Europa y América del Norte.
¿Qué lecciones aprendimos con esto? En primer lugar, podemos extraer que ante este tipo de crisis los países deben unirse y buscar soluciones comunes. En segundo lugar, como explica el científico canadiense John Smol, la lluvia ácida nos enseñó que «si no se le pone precio a la contaminación, la gente contaminará», lamentablemente.
El agujero de ozono
En 1985, los científicos del British Antarctic Survey (BAS) advirtieron sobre un gran agujero en la capa de ozono sobre la Antártida que se estaba expandiendo. Este agujero fue causado por los CFC, gases de efecto invernadero que se usaban en aerosoles y refrigerantes. Esta noticia causó una alarma mundial, llevando en 1987 a la firma del Protocolo de Montreal, reverenciado como uno de los tratados ambientales más exitosos de todos los tiempos. Para solucionarlo, los productos químicos que asfixiaban la capa de ozono se eliminaron de forma gradual y la industria cambió a latas de aerosol que no contenían CFC.
¿Qué pudimos extraer de esto? Que para solucionar un problema medioambiental se deben unir políticos, científicos y la industria. Necesitamos la colaboración de todas las personas y sectores para conseguir un objetivo común. Además, es vital actuar con rapidez y de forma constante, analizando la situación en cada momento ajustando los protocolos en función de su evolución.
Gasolina con plomo
Durante décadas se utilizó la gasolina con plomo como combustible. El problema de esto es que la gasolina con plomo libera partículas de este metal a través de los tubos de escape de los vehículos que la emplean. Respirar estas partículas genera múltiples problemas de salud, como pueden ser ataques cardíacos, accidentes cardiovasculares y el deterioro del desarrollo mental en las personas más pequeñas.
Después de una larga campaña de ONG, grupos industriales y gobiernos, bajo el paraguas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la última gota de gasolina con plomo se bombeó al tanque de un automóvil hace solo unos meses, en Argelia.
De aquí podemos aprender lo mismo que en los dos casos anteriores: la unión hace la fuerza. No podemos conseguir resultados eficaces si ciencia, política e industria actúan por separado.
¿Cómo recuperamos el planeta?
Por lo tanto, ¿cómo recuperamos el planeta? A los problemas globales se responde de manera global. Si queremos solucionar esta crisis debemos actuar rápido, escuchando a los expertos y de forma conjunta. No hay otro método.