La contaminación nos mata

La contaminación y otros problemas ambientales están detrás de más de siete millones de muertes prematuras cada año. Muchas de esas muertes derivan de enfermedades cardiovasculares. Aunque es difícil demostrar una vinculación directa, los médicos lo tienen claro: la contaminación nos mata. Por eso, están pidiendo la creación de una subespecialidad de cardiología ambiental.

A diario inhalamos una media de 16 kilos de aire. Inevitablemente, al inhalar estamos haciendo que penetren también en nuestro organismo las partículas contaminantes presentes en el entorno, responsables de una larga lista de enfermedades. Normalmente, se asociaba la contaminación exclusivamente con las patologías respiratorias. Sin embargo, se ha demostrado que también afecta a nuestro cuerpo de muchas otras maneras: enfermedades renales, cardiovasculares, neurológicas… Se estima que, anualmente, la contaminación del aire se encuentra detrás de la muerte prematura de unas siete millones de personas en todo el mundo.

En la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26, se está tratando la vinculación entre los problemas ambientales y en nuestra salud.  Además, esta semana se publicaron varios estudios que ahondan en ese impacto. Uno de ellos, aborda que la predisposición genética y el aire contaminado multiplican el riesgo de caer en una depresión. Otro, asocia una reducción del 6% de los infartos en EEUU durante el confinamiento al descenso de los niveles de las partículas finas (las partículas más peligrosas para la salud).

 Ella Kissi-Debrah: la primera víctima de contaminación en el mundo

Además, ya en el año 2013 sufrimos una muerte por contaminación. Ella Kissi-Debrah, una niña británica, falleció a causa de un fallo respiratorio agudo. El año pasado, en 2020, una sentencia de un tribunal británico la reconoció oficialmente como la primera víctima de contaminación en el mundo.

Que la contaminación nos mata cada vez es más evidente. Si no nos preocupamos por la salud del planeta, no nos estamos preocupando por nuestra propia salud. No podemos mirar hacia otro lado. Está en manos de tod@s mejorar nuestra calidad de vida y, a la vez, su duración.

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