Nunca pensé que podría llevar la contabilidad de una empresa desde la terraza de mi casa, ni mucho menos desde mi pueblo. Desde pequeña, he tenido las ideas claras de que mi profesión iba a estar relacionada con la administración de una empresa. Una vez conseguido ese objetivo, el siguiente paso era vivir en el pueblo.
Soy Sonia Sisamón, responsable de contabilidad y contratos de Ibersyd, empresa con un modelo100% teletrabajo.
Hecha la introducción, vamos al meollo de la cuestión…
Vivimos en un país, que para todo se necesita papel o te dan papel. Por esa razón, siempre hemos pensado que para llevar la contabilidad era necesario hacerlo desde la oficina de una empresa, ya que debemos tener al alcance toda la documentación. En definitiva, a “todos los papeles”. Así, si el día de mañana tenemos una inspección (en mi caso de hacienda) podríamos enseñarle al inspector o inspectora los montones y montones de papeles llamados “facturas”.
Gracias a los avances en la tecnología, ya no es necesario tener todo en papel, pero sí que es necesario el orden y tener un sistema de contabilidad que te ayude a no perder ni una sola factura.
No obstante, aún queda mucho por hacer en la España rural. Ya que, aunque se nos llena la boca con la transformación digital y lo avanzados que estamos en el último grito en tecnología… la verdad es que en la España vaciada se resienten estos cambios.
Puede parecer cosa de otra década, pero aún hoy en día existen muchos pueblos que no tienen fibra. Con estas condiciones, se dificulta la llegada de gente nueva que quiera vivir o emprender en los pueblos, por lo que poco a poco se siguen vaciando.
Muchos hemos soñado con un puesto de trabajo en la mejor empresa de Madrid con una oficina súper bonita en el piso más alto del edificio. Ya que tenemos que ir a la oficina por obligación para trabajar…. Pues que sea en un sitio bonito.
Pues siento deciros que esto ha pasado a mejor vida, y que igual que contabilizas una factura desde un rascacielos de Madrid…. Lo puedes hacer desde la terraza de tu casa con vistas al castillo de tu pueblo. El resultado es el mismo.
Os puedo asegurar que, en mi caso, no es la misma sensación. ¡Vivir en el entorno rural y estar trabajando escuchando los pajarillos no tiene precio!
Adiós al agobio de personas en las paradas de los transportes públicos, a los coches y sus pitadas… ¡Adiós a los agobios y bienvenida a la vida rural!
PD: si quieres saber más de nuestra política de trabajo, no dudes en preguntar.