La inteligencia artificial está virando hacia la sostenibilidad

Nuestra actividad digital también tiene un impacto en el medio ambiente. Cada ‘me gusta’ que damos, cada mensaje que enviamos o cada búsqueda que realizamos en Internet conlleva un consumo energético. Ese consumo ya supone entre un 3 y un 4% de todas las emisiones de dióxido de carbono. Por eso, la inteligencia artificial está virando hacia la sostenibilidad para mitigar su impacto.

Según un reciente estudio, solo los centros de datos ya producen 100 millones de toneladas de emisiones de CO2 anualmente. Aunque estas tecnologías forman parte de nuestro presente, los problemas que pueden derivar de su consumo se plantean más a largo plazo. Sin embargo, si nos fijamos en el medio plazo, en 2025 se espera que alrededor del 20% de la energía generada se utilice en ordenadores clásicos. Además, este porcentaje podría aumentar considerablemente antes de 2030 entre dispositivos, computación en la nube y acceso a servicios como redes sociales. Por eso hay que tomar medidas y esas medidas pasan por emplear algoritmos verdes. Estos algoritmos tienen en cuenta su propio coste desde que se conciben y emplean ciclos de procesamiento en los que abundan las renovables.

La inteligencia artificial está virando hacia la sostenibilidad porque no existe otra alternativa. Si queremos lograr un mundo sostenible, debemos trabajar en ello a todas las escalas.

Según expone Alberto Pinedo, NTO de Microsoft en España, «las emisiones y el coste de la electricidad tienen una alta correlación y causalidad, si ahorramos energía, ahorramos costes a nuestros clientes, pero también emitimos menos carbono y equivalentes a la atmósfera». Un win-to-win tan importante como necesario.